Me caen bien los viejos verdes, no le hacen mal a nadie y en el fondo lo único que les queda es mirar.
Hoy llevo una falda vaquera, cortita y ajustada, que no es por dármelas de nada (sí, me las doy), pero me hace culazo.
Llegando a casa, estaba cruzando un paso de cebra en diagonal, para acortar y evitar que el coche que venía tuviera que parar, pero no sólo ha parado, sino que el abuelo que conducía se ha asomado a la ventanilla para decirme:
"Cruza por delante, mujer."
Y porque me ha pillado a traspiés, y sólo he alcanzado a reírme, pero se lo hubiera merecido.
1 comentario:
Qué ganas tengo de ser un viejo verde...
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