Todos pasamos por una fase en la que nos obsesionamos con alguien.
Yo la pasé en el instituto.
Me obsesioné con un chico, escribía su nombre sin parar en todos mis libros y libretas, tenía que verlo llegar, verlo en el recreo, buscarlo al salir de clase, salir los findes por los mismos sitios...todo esto mientras él ignoraba que yo existía.
Con el tiempo nos hicimos amigos y yo empecé a malinterpretar actitudes y comportamientos suyos, hasta que una noche de borrachera, llegando a mi casa, le escribí un sms y me declaré...
Él me contestó que no sentía lo mismo, y aunque parezca mentira, después de tantos años, me sentí liberada.
La negativa nunca es lo peor que te puede pasar.
Lo peor es la duda.
Mi fallo fue tardar tanto en aclarar las cosas.
Un error que ya no cometo.
Por aquel entonces cuando escuchaba esta canción me sentía muy identificada...
"Qué puedo hacer, si después de tanto tiempo no te dejo de querer"
Todavía me sorprende escuchar a gente joven decir eso de:
- Las tías que se acuestan contigo la primera noche no son para una relación (los chicos sí???), no te las tomas en serio, se tienen que hacer respetar...
- No sé por qué tienes que esperar siempre a que sea él el que de señales de vida. Me jode tener que disimular las ganas que tienes de ver a alguien porque si lo dices, saben que te tienen segura y pasan de ti. Creo que el interés hay que demostrarlo por ambas partes. Si pasa de ti por eso, que se la pique un pollo.
Nunca podría estar en una relación en la que tienes que pensar cada movimiento que haces por si puedes molestar, medir mucho lo que dices por si puedes ofender, planificar cada paso que das para que no parezca que te encanta. Si te encanta, demuéstraselo. Si quieres decirle algo, díselo. Si te apetece hacer algo, hazlo. Todo lo demás es una jodida pérdida de tiempo.
Yo estaba en una relación que ya no me hacía feliz.
Era verano, mi novio se fue a la playa, yo me quedé en Murcia estudiando y currando, y mi amigo era de los pocos que también se quedaba aquí.
Tomábamos café, jugábamos a las cartas, veíamos pelis...y nos empezamos a mandar mensajes al móvil.
Cada vez nos mandábamos más mensajes, nos apetecía más vernos...terminé dejándolo con mi novio, pero éramos todos del mismo grupo de amigos, así que lo nuestro seguía siendo complicado.
Al final pasó lo que tenía que pasar pero yo no pude con los presión, me parecía que era una traición, sabía que mi ex no nos lo iba a perdonar a ninguno de los dos y que iba a romper el grupo.
A lo mejor fue juventud, pero me vino grande.
Me agobié.
Mi amigo me reprochó que sólo fue un capricho.
Quizá lo fue.
O quizá era que el destino le tenía reservado casarse con una de mis mejores amigas.